In case anyone's interested, here's a long but interesting article from SPORT about how the youth programs at Barça were revamped in 2007 (when Guardiola arrived)...this was meant to create a more structured manner of developing players and bringing them through to the first team.
I can't be bothered to translate it all so chuck it into Google Translate if you don't understand Spanish.
http://sport.es/default.asp?idpublicacio_PK=44&idioma=CAS&idnoticia_PK=724176&idseccio_PK=803
La Masía, como un laboratorio
Desde 2007, el FC Barcelona ha programado científicamente el crecimiento de sus canteranos y hoy recoge los frutos con una hornada espectacular
Tanto Guardiola como Luis Enrique han cosechado triunfos en el FC Barcelona y, en ambos casos, con mucha gente de la casa
Desde hace veinte años, el Barça confía en su cantera. La propuesta fue de Cruyff, pero curiosamente la decisión la tomó Núñez, un presidente que siempre se había distinguido por fichar a los mejores futbolistas del mundo. Oriol Tort fue el alma del proyecto que dos décadas más tarde arroja unos frutos excepcionales. Cuando Louis van Gaal expresó su deseo de que el Barça ganara algún día la Champions con once futbolistas de la casa, las carcajadas recorrieron el entorno barcelonista, pero ese sueño está hoy mucho más cerca. De hecho, en la Champions conquistada en Roma jugaron ocho hombres salidos de La Masía y otros dos se quedaron en el banquillo. Más de la mitad de las fichas del primer equipo está hoy en manos de canteranos, así que el reto imposible de Van Gaal ya está al alcance de la mano, en especial ahora que Guardiola ha tomado la decisión rotunda de que los próximos fichajes sean del Barça B, justo cuando Wenger acaba de manifestar que se le está acabando la paciencia con los jóvenes...
AL INFIERNO Y NO POR CASUALIDAD
Mayo de 2007: el Barça B se precipita al infierno de la Tercera División, arrastrando al ‘C’ a la práctica desaparición. No es casualidad, sino resultado de una gestión errónea desde todos los puntos de vista. El Barça B es un equipo sin alma ni futuro, sin objetivos concretos y mesurables, casi un equipo de compromiso para una directiva que ha puesto todo el interés en los éxitos del primer equipo. Cortoplacismo puro. El filial predestinado a nutrir de figuras al club está ahora abocado a una categoría infernal, la de los olvidados. Las condiciones competitivas y de maduración se empobrecen y la distancia con el primer equipo se agiganta.
Pero más allá de lo que significa el descenso en cuanto a la gestión del segundo equipo, la pérdida de categoría subraya las deficiencias de la estructura y del propio sistema formativo del Barça. El filial no se sostiene como equipo, pero además no ha habido en toda la cantera capacidad suficiente ni recursos humanos de categoría para ayudarle a evitar el desenlace. A nivel macroestructural, el Barça Atlétic ha adquirido todos los rasgos de los equipos modestos, poco competitivos y sin ambición: un equipo insustancial, anodino y terminal cuyo único objetivo tangible es no perder la categoría en finales de temporada agónicos.
El filial carece de guión. A nivel microestructural, es un equipo donde los buenos jugadores apenas duran. No existen parámetros de medición que configuren la hoja de ruta imprescindible para la formación del jugador una vez terminada la edad juvenil. Salvo los que destacan poderosamente, el resto languidece en el ‘B’ a la espera de una oportunidad que jamás llega. Sí, Rijkaard ha ascendido a Messi, Bojan y Gio Dos Santos y el barcelonismo parece satisfecho con los frutos de la cantera, pero en realidad no existe un flujo continuado: el filial no es el proveedor oficial del primer equipo, sino sólo un pequeño rellano en el que se detienen las grandes figuras antes de dar el salto. Además, han proliferado los fichajes externos de futbolistas sin proyección real, que simplemente llegaban para ayudar al filial a salvar la categoría y a cambio ralentizaban el proceso formativo de los más jóvenes, cuando no lo cercenaban. El sistema y el marco de desarrollo del filial quedan retratados con el descenso a Tercera: es un sistema anquilosado, arcaico, confuso e inadecuado a la realidad del siglo XXI.
LA CATARSIS Y EL GUION
Hay que hacer catarsis y la directiva de Laporta lo comprende. Llega Guardiola y llega un guión: primero, recuperar el ‘B’; más tarde, el Juvenil; sólo después (y eso ha sido hace apenas un mes) las categorías formativas inferiores hasta llegar al benjamín. Les explico detalladamente en qué consiste el guión que diseñaron Guardiola y su gente en 2007. Como conceptos, se organiza en tres ejes:
1. Entorno logístico
2. Perfil gestor
3. Organigrama técnico
La premisa básica de los nuevos tiempos es que el talento no basta para ser competitivo. Hay que ser profesional y modernizarse. La Ciutat Esportiva es clave porque permite enclaustrar a los jugadores en un entorno profesional, rodeados de recursos tecnológicos que permitirán seguir sus entrenamientos y trayectorias, corregirles y formarles, acercarles a la élite. Un laboratorio de I+D para inculcar el estilo futbolístico a unos jugadores que empiezan a saber lo que significa ser profesional.
Los gestores son conocidos: Guardiola primero, Luis Enrique más tarde. Y finalmente, estas semanas los nuevos cambios de organigrama y técnicos para seguir profundizando en las ideas nacidas en 2007. Gestores elegidos porque saben combinar el máximo rigor profesional con un trato cercano y cariñoso en clave competitiva. Gestores que se convierten en líderes. Líderes que hacen una propuesta concreta en materia deportiva:
1. Competitividad
2. Formación
3. Cultura deportiva
El Barça ‘B’ ya no será un simple peldaño de transición, sino que empieza a ser considerado y gestionado como un equipo más: joven, pero con el mismo interés por competir que cualquier otro. Pero no competir sin objetivos, sino para obtener el máximo: ser campeón en la categoría en que milite. Y con altísima competitividad interna: quien se duerma pierde el puesto porque siempre hay otro, o incluso algún juvenil, dispuesto a ocuparlo. Además, debe lograrse respetando los parámetros formativos impuestos: jóvenes que aprenden a diario el oficio, que son corregidos global o individualmente, que aprenden estrategia, táctica y comportamiento en el campo y fuera de él.
La llegada de ex futbolistas de alto nivel a esa estructura aporta un plus en cuanto a infundir los valores de una verdadera y creíble cultura deportiva. Más que deportiva, deberíamos hablar de cultura del esfuerzo. Una cultura deportiva fundamentada en valores alejados del glamour o el pedigrí frívolo de pertenecer a un club como el Barça y formar parte de su cantera en tanto que potenciales figuras del futuro. Cada día, cada entrenamiento, cada charla se impregna de valores tales como esfuerzo, sacrificio, respeto, responsabilidad, humildad, rigor, profesionalidad, exigencia, ambición, solidaridad, constancia y generosidad. Valores que expresan entrenadores que han sido grandes campeones y que deben ponerse en paralelo con el objetivo competitivo: ¿qué mérito tendrá dentro de veinte años, les preguntan Guardiola y Luis Enrique, decir que jugásteis en el Barça B si no fuisteis capaces de subir de Tercera División?
VERTEBRADORES Y PERLAS
En resumen, se definen unos valores ideológicos para el Barça B marcando límites y ambiciones competitivas, dotando al equipo de una logística técnica y humana innovadora para obtener un doble objetivo: que sea un conjunto de profundas raíces formativas, pero con altísima capacidad de competir en cualquier categoría. Y de aquí surge un plan microdetallado que divide a los jugadores en dos grandes categorías:
1. Los vertebradores
2. Las perlas
Los primeros son los que ‘sujetan’ al equipo competitivamente sin que tenga trascendencia excesiva su procedencia, si han sido fichados o si superan el promedio de edad del conjunto.
Son jugadores por lo general algo mayores a la media, experimentados, sobrios y sin excesos, ubicados de forma estratégica por líneas para mantener el ritmo competitivo sin frenar el crecimiento de los segundos, las perlas, los señalados con un asterisco rojo por su valor especial y que siguen un proceso pautado, estratificado, prudente, sin prisas, que permita maximizar su progresión formativa. El promedio del equipo ha de tener entre dos años y dos años y medio de competición profesionales como media.
Para definir a los ‘vertebradores’ se tiene en cuenta la edad, tipología, perfil futbolístico y durabilidad. Como mínimo han de tener 21 años y como máximo, 26. Deben repartirse homogéneamente por las distintas líneas, para ejercer como sostén de seguridad para los más jóvenes. Y como máximo estarán dos años en el B a fin de evitar que frenen a los de abajo. Su objetivo individual será brillar en el segundo equipo de la ‘marca Barça’ para lograr con posterioridad una salida profesional relevante. A esta regla de las dos temporadas se aplica una excepción en caso de lesión importante. Jugadores con este perfil son o han sido Córcoles, Espasandín, Chico, Dimas, Abraham, Longás, Xavi Torres, Víctor Vázquez, Benja, Armando, Nolito, Edu Oriol o Jonathan Soriano. El de menos duración en el equipo ha sido Chico, con sólo seis meses; y el de mayor, Víctor Vázquez, que ya suma el cuarto año a causa de la grave lesión que sufrió. El ‘B’ tendrá cada año varios hombres de este perfil: los que sujetan el esqueleto en el orden competitivo y permiten el crecimiento de las perlas.
Desde este punto de vista es como se comprende la actual petición de varios futbolistas externos por parte de Luis Enrique: el mediapunta Carlos Carmona (23 años, ex Recre) o el delantero Saúl Berjón (24 años, ex Las Palmas).
TRES FASES OBLIGATORIAS
Las perlas proceden del Juvenil y se agrupan en dos bloques esenciales: juveniles totalmente formados (que entre uno y dos años deberán dar el gran salto) y juveniles de último año, que tendrán un margen de entre 1,5 y 2,5 años para confirmarse. Se les estratifica en tres fases:
Fase 1. Reserva-rotación: su única obligación es competir. No se espera de él nada determinante ni se penalizan sus errores. Se pretende que conozca el medio profesional y adquiera minutos.
Fase 2. Rotación-maduración: el jugador ya siente que forma parte permanente de la estructura y ha de tomar conciencia de que su aportación es decisiva: es corresponsable del rendimiento general.
Fase 3. Jugador clave: Esta fase define el futuro de la perla. Entra en el grupo de los jugadores más próximos al primer equipo y adquiere el status de jugador clave del ‘B’. Acumula dos fases más que la mayoría de sus compañeros por lo que tiene la obligación de tirar del equipo y garantizar su competitividad. Es responsable directo de la evolución del equipo. Ha de estar en tensión constante por si es llamado por el primer equipo. Su futuro se decide en esta fase.
Para cada una de estas fases se fija un período de entre 6 y 9 meses. El futbolista que llega al ‘B’ lo hace procedente del Juvenil, bien una vez finalizada su etapa juvenil y entonces tiene dos años para triunfar en el ‘B’; bien todavía en último año de juvenil y el período se amplía a 3 años. En cualquier caso, a los 21 se evaluará definitivamente su progresión y potencial y el posible salto al primer equipo del Barça. De no ser factible, habrá adquirido un perfil reconocible y unos valores excelentes que le permitirán proseguir su carrera profesional en otros clubes.
EL GRAN LABORATORIO DE I+D
Su desarrollo será equilibrado, ni demasiado deprisa, lo que sería perjudicial, ni tan lento que le hiciera acomodarse sin progreso. Si el talento es deslumbrante se pueden acelerar los plazos, pero no se evitan las tres fases. Si acaso, se reduce su duración, pero no se saltan las etapas. Es por esa razón que en ocasiones el cuadro técnico ha adoptado decisiones que parecían contradictorias, al subir y volver a bajar a futbolistas entre los distintos equipos. Pero todo ello obedece a la programación indicada y no a caprichos. En el capítulo de los jugadores-perlas, la lista que se ha manejado en las tres últimas temporadas ha sido la compuesta por hombres como Marc Valiente, Victor Sánchez, Jeffren, Urbano, Rueda, Marc Crosas, Toribio, Pedro, Pau Torres, Oier, Iago Falqué, Alberto Botía, Bolaños, Sergio Busquets, Jonathan, Thiago Alcántara o Gai Assulin. Como es lógico, algunos de ellos alcanzaron el primer equipo (y son campeones mundiales, incluso), otros están a un paso de hacerlo; algunos llegaron y no pudieron confirmar su talento; y otros ya abandonaron el club.
El curso pasado, las perlas que manejaba el ‘B’ incluían a Miño, Fontàs, Martín Montoya, Carles Planas, Rochina, Oriol Romeu, Masip, Benítez, Bartra, Muniesa, Sergi Gómez, Albert Dalmau, Luque, Riverola y Sergi Roberto, nombres que pueblan las selecciones españolas inferiores y colaboraron poderosamente en el ascenso a Segunda División. El proceso para todos ellos continúa imparable, incluso más fuerte que nunca a partir del nuevo organigrama técnico establecido hace unas semanas separando el fútbol profesional (incluyendo al juvenil) del formativo. Ese organigrama oficializa los planes diseñados en 2007 por Guardiola y Luis Enrique y modifica estructuralmente el concepto de la cantera en el Barça. Ya no es una bolsa de jugadores a la que acudir en caso de apuro, sino una auténtica escuela de formación, con sus planes y fases estrictamente programadas y mesurables y con sus objetivos pautados. Ahora mismo se ha convertido no sólo en un laboratorio de investigación y desarrollo avanzado, sino en la decisión estratégica más importante del Barça en la última década.
The first list is of players that are considered the "spine" of the B team and not expected to be good enough to become first team players.
The 2nd list they mention is of "pearls" from the past few years. Players who have a very specific program of development, and are expected to become first team players. Obviously quite a few of them don't work out.
The 3rd list is the "pearls" of the current generation. Many of these are already starting to make the odd appearance with the first team, and feature prominently at U-19, U-20, U-21 levels for Spain.